Historia de nuestro edificio principal

La Facultad de Ciencias de la Información cuenta en la actualidad con dos edificios, el Edificio Principal, de estilo brutalista y construido en dos fases entre 1972 y 1979, y el edificio Aulario, inaugurado en 2003 y bautizado en 2024 en honor a la icónica directora de cine Pilar Miró. Pese a sus claras diferencias estructurales y estéticas, ambos se encuentran en el mismo recinto: la vaguada de Cantarranas, en la Avenida Complutense (Campus Moncloa). La presencia del arroyo de Cantarranas en esta localización convierte el terreno en un espacio hostil que ha condicionado profundamente la construcción y las características de los edificios, especialmente del Principal.

El proyecto del edificio de la Facultad nace en 1971, con la decisión de poner en marcha la Facultad y dar el rango de universitarios a los estudios de periodismo, publicidad y relaciones públicas e imagen y sonido (hoy comunicación audiovisual) -BOE del 14 de septiembre de 1971 y del 16 de octubre de 1971-. En febrero de 1971 el Ministerio de Información y Turismo encargó el proyecto de la Facultad por un importe de 192.621.521 pesetas. El 28 de julio de 1971 quedaba determinada la parcela de 35.000 m2 en la cual quedaría emplazado el edificio y el 29 de septiembre del mismo año se hacía pública la maqueta del proyecto encargado a los arquitectos José María Laguna Martínez y Juan Castañón Fariña. Se trataba de un edificio rotundamente moderno que seguía las tendencias arquitectónicas del momento: el brutalismo. El 3 de diciembre de 1971 se aprobaba el proyecto que se construiría en dos fases. 

Las obras del edificio comenzaron en 1972 y las clases, que comenzaron en el mes de febrero, se impartieron en la sede de la Escuela Oficial de Cinematografía, hoy Instituto de Radio y Televisión (IORTV), situado en la carretera de la Dehesa de la Villa, mientras se construía la primera fase del edificio. Las obras corrieron a cargo de la constructora Las clases no se trasladaron al Edificio Principal hasta octubre de 1974, tras la finalización de la primera fase de construcción.

Con fecha abril de 1975 por encargo ya del Ministerio de Educación y Ciencia los arquitectos presentan un segundo proyecto que completaba el primero de 1971 y que actualizaba los costes del original. La segunda fase del edificio se presupuestó con un coste de ejecución total de 224.626.265 pesetas.

La segunda fase de construcción, que abarca desde 1975 hasta 1979, sufrió numerosas vicisitudes económicas y mientras se construía se construyó un muro de ladrillo que separaba las dos fases del edificio. Este murete fue derribado por los propios estudiantes en 1978, como ha quedado documentado en 2024 gracias a las fotos de Pablo Robredo. La división de ambas fases constructivas puede observarse hoy en las distintas plantas del edificio. 

La segunda fase del edificio se dio por concluida en 1979, y el resultado contrasta con la tónica general del campus de Ciudad Universitaria, considerándose uno de los mejores ejemplos de brutalismo en Madrid. 

Se trata de una edificación que deja expuestos los materiales constructivos, principalmente el hormigón, en su estado natural. Este edificio está basado en el funcionalismo y la racionalidad, lo que sumado a sus grandes dimensiones, refuerza una sensación de solidez y fortaleza.

El edificio sigue así las características principales de la corriente brutalista, caracterizada por dejar los materiales de construcción en bruto (hormigón en crudo, brut en francés) a la vista. Esto genera texturas ásperas y formas angulares y geométricas, junto con un rechazo a la ornamentación, que convierte así el edificio en un referente de la arquitectura moderna en Madrid durante la segunda mitad del siglo XX.

Detrás de sus imponentes fachadas de hormigón, alberga un interior de compleja distribución y diseño singular, con jardineras interiores y exteriores y sistemas de iluminación originales que aún se conservan. Entre sus elementos más distintivos destacan los dos patios interior y exterior, alrededor de los cuáles se organizan las ocho plantas de la Facultad; las fachadas, que se distribuyen en tres niveles en la parte delantera con dos filas de ventanales en bisel y en 6 alturas en la parte posterior con sus singulares torreones; y las dos escaleras exteriores, la posterior de caracol y la lateral con su singular torre.

La estructura de hormigón armado se adapta al desnivel del suelo, lo que provoca no sólo una interesante y dinámica imagen desde el exterior, sino también cierta complejidad en la distribución de sus plantas en el interior, desigualmente distribuidas y en las que se encuentran decenas de aulas y espacios de distintos tamaños, orientaciones y características.

Una de las características más destacadas de este edificio es su singular composición, estructuración y disposición del terreno. Complejidad que fue resuelta mediante un excelente estudio técnico, que incluyó soluciones innovadoras como pilotes a diferentes niveles, espacios abiertos y combinaciones de estructuras abiertas y cerradas.


Sus pasillos son también ejemplo de la variedad de herramientas utilizadas por los profesionales de la comunicación, los cuales forman parte del patrimonio material de la Facultad, y están incluidos en el museo del centro.

En la primera planta están el Hall, el Salón de Actos Carlos Saura, la librería y la biblioteca. La segunda alberga despachos, la Sala Svetlana Alexiévich y mesas de trabajo, además de espacios para asociaciones. En la tercera planta se encuentran el pasillo de Decanato, una cafetería, salas de reuniones como la de Profesores Francisco Umbral, y la Secretaría de Estudiantes; y la cuarta y quinta plantas son principalmente aulas y despachos.

Bajando desde la entrada principal, se llega a la planta baja, donde está el Laboratorio de Informática. En el sótano -1 se encuentra el Laboratorio de Audiovisuales, con estudios de radio y televisión, salas de edición… además de las instalaciones de InfoRadio e InfoActualidad. El sótano -2 alberga la Sala Andrés Segovia, reprografía, una cafetería, y la Agencia Junior de publicidad "El Estudio"; y el sótano -3 es el único que está completamente bajo tierra debido al desnivel del suelo.

Casi todos los niveles que componen este complejo edificio pueden verse desde los dos patios interiores, principales responsables de la entrada de luz al interior y alrededor de los cuales se organizan los pasillos que conectan aulas, despachos y salas de la Facultad.

Además de la puerta principal, el edificio cuenta con otras cuatro entradas: una lateral, próxima a la principal y tres que abren la parte trasera por el sótano -2. Una comunica con la cafetería, otra con reprografía por el lateral y, en frente de esta, la tercera es una apertura a las famosas escaleras de caracol a través de las cuales se sube al hall en la primera planta y que han sido, además, escenario de reportajes de moda, grabaciones de series de TV, spots publicitarios, etc.



Pero las escaleras no son el único atractivo para los medios, pues los espacios del interior han sido elegidos en los últimos años otras publicaciones de moda para realizar sesiones fotográficas, así como para el rodaje de  películas, como la célebre “Tesis” (1996), de nuestro alumni Alejandro Amenábar, que contribuyó enormemente a la popularización del edificio.



A pesar de que en su momento tuvo un gran mérito construir un edificio con estas características, la facultad ha sido objeto de críticas por su apariencia ruda. Sin embargo, existen otros ejemplos de esta tendencia en la capital, como la iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Filipinas (Calle de Conde de Peñalver, 40), diseñada por Cecilio Sánchez-Robles Tarín; la Torre de Valencia (Calle O'Donnell, 4), obra de Javier Carvajal Ferrer (1926-2013); y la sede de UGT (Avenida de América, 25), creada por Antonio Vallejo Acevedo. Todas estas construcciones datan de los años setenta, en 1970, 1973 y 1970, respectivamente. El libro Madrid Brutal, presentado en la Facultad, incluye a la Facultad junto a otras joyas brutalistas de la capital.

El edificio nuevo y los murales

La gran demanda de las titulaciones hizo insuficiente el espacio del edificio de la Facultad, inaugurándose, a espaldas del primero, un segundo edificio en el año 2003, más pequeño y moderno que el principal y que desde entonces alberga a los estudiantes de cursos superiores de grado y de másteres, así como despachos de profesores y la sala de conferencias García Berlanga. El edificio aulario, durante años llevó el sobrenombre de edificio nuevo. Consta de parking subterráneo y dos plantas con una característica fachada acristalada orientada hacia el oeste. En 2024, tras un proceso participativo entre estudiantes, profesores y personal de la Facultad se acordó denominar al edificio aulario Pilar Miró.

Pocos años después, en 2007 se retomó un proyecto iniciado en 1995 para decorar las paredes de la Facultad con murales representativos de las tres carreras. Entre las obras más destacadas está el retrato de Sharbat Gula, capturado por Steve McCurry, o un fotograma de El Mago de Oz, pintado en 2022 en homenaje al Orgullo LGTBI+. Estos murales incluyen imágenes icónicas de la comunicación sobre las paredes y el hormigón que ha sido testigo del paso de más de cien mil estudiantes por las aulas de la Facultad de Ciencias de la Información, la Facultad pionera, la número, referente indiscutible de la formación universitaria en comunicación en España.


En 2024 se realizó una exposición conmemorando el 50 aniversario del edificio con una selección de fotografías y documentos que puedes visitar aquí.