La historia de los murales de la Facultad

Paco Reyes. Profesor de la Facultad e impulsor del proyecto.


Por Paco Reyes.

La historia de los murales comienza en 1995 cuando, siendo alumno de esta facultad y estando apuntado al taller de diseño gráfico voluntario que coordinaba el profesor Javier González Solas, hicimos una propuesta a Decanato para realizar una serie de murales con imágenes relacionadas con las tres carreras que se imparten en la Facultad. Nos pidieron hacer un boceto para que lo viese el Decano y entonces fue cuando hicimos el muñeco de Michelín que hay pegado en las escaleras que bajan a la cafetería. Lo que iba a ser temporal para que en Decanato viesen cómo quedaría si se pintase, lleva ya 26 años ahí pegado.

Al final no se llevó a cabo el proyecto por razones que desconozco.

En el año 2007, el mismo profesor, Javier González Solas, me propuso pintar el mural de Rodchenko (símbolo de la publicidad) en el hall y así lo hice. Era fácil. Colores planos e imagen graficada. El boceto me lo dieron hecho. Esto marcaría el estilo de los murales que se harían años más tarde.

Mural Rodchenko

En 2012 falleció Ana Vigara, una profesora que fue muy importante para mí y una enamorada del graffiti con la que empecé a publicar sobre el tema a mediados de los 90.

Mural Ana Vigara CC Información

Cuando entré de profesor en el curso 2000-2001, seguimos publicando y colaborando juntos en un montón de proyectos relacionados con el graffiti. Y cuando ella falleció, me dejaron dedicarle un mural en las escaleras de caracol de la Facultad. Como no podía ser de otra manera, hice un graffiti con las letras de su nombre.

Pasaron unos años y, en 2016, la Decana de entonces, Carmen Pérez de Armiñán, me llamó y me dijo que había encontrado un dossier de 1995 ordenando papeles. Se trataba de la propuesta que le presentamos al decano de aquella época. Le gustó la idea y decidió retomarla.

Tras una serie de conversaciones con la Decana, el Vicedecano Jorge Clemente y la gerente Ananda Martínez, les fuimos presentando propuestas con diferentes opciones hasta que fueron decidiendo poco a poco qué imágenes serían las definitivas.

Una vez elegidas, me puse manos a la obra con dos becarios: Mario Figueiras y Laura Bermejo. Mario se encargaba de la logística y de los diseños y Laura me ayudaba con la pintura. Mario acabó cogiendo soltura con el spray y al final también pintó bastante. Además se hizo todos los murales de Inforadio, el skyline de la cafetería y el mural de colores de las asociaciones de estudiantes de la segunda planta. Sin ellos no hubiera podido conseguirlo.

Et

El primero que pintamos fue el de la película E.T. Estaba en un sitio estratégico: entre la cafetería y reprografía. Había que hacerlo bien. Elegimos la gama de azules para la luna y negro para el resto. Fue sencillo y relativamente rápido. También fue el primer contacto de Mario con el spray. Laura ya tenía algo de soltura. A la decana le encantó y nos animó a seguir con ello. La estética de imagen graficada, era la que había marcado Javier González Solas en su boceto de Rodchenko de 2007. A partir de ahí, seguiríamos con el mismo estilo.

El siguiente mural que hicimos fue el de La Ventana Indiscreta. Este fue algo más complicado porque tenía muchos detalles y una gama muy amplia de grises. Había que afinar con la cara, sobre todo con los ojos. Porque si no se parecía a James Stewart hubiera sido un fracaso. Hubo suerte. Lo clavamos. El momento de máxima tensión fue cuando me disponía a pintarle los ojos y la ceja. Lo hice de un par de trazos, me retiré, miré a Mario y a Laura, me dieron su aprobación y respiré tranquilo.

Ventana Indiscreta

Después hicimos el que, supongo que representa mejor a nuestra Facultad. La película Tesis. La idea era seguir con la estética de la imagen graficada, pero en esta ocasión quise ir un poco más allá y darle un look de cinta de video antigua. Lo hice a base de pequeñas rayas. Funcionó. Al menos a la mayoría le gustó el efecto. Lo mejor de todo es que, cuando vino Amenábar a la Facultad y lo vio, nos dio la enhorabuena y le encantó el efecto de video antiguo.

Tesis

El mural de la niña Afgana del National Geographic fue el más complicado con diferencia. No por el dibujo ni por los colores, sino por su ubicación. Al estar en escalera y a gran altura, hubo que hacerlo con un andamio. Aquel andamio estaba desmontado enfrente de reprografía (cuatro plantas más abajo) y, como no cabía en el ascensor, tuvimos que subirlo por partes andando por las escaleras. Fue muy duro aquello. Tampoco habíamos montado nunca un andamio. Además, Mario estaba liado con el skyline de la cafetería y nos lo “comimos” entre Laura y yo. Una vez montado, tampoco fue fácil pintarlo porque al estar pegado a la pared, no tienes perspectiva. Y bajarse una y otra vez para mirarlo desde unos metros, resultaba agotador. La suerte fue que, los ojos, quizá la parte más significativa de ese retrato, me quedaron bastante expresivos.

Niña Afgana

Después hicimos el del “We can do it” de la Segunda Guerra Mundial. Era relativamente sencillo, pero, como no blanqueábamos los muros antes de pintar, el amarillo nos dio mucha guerra. Si no recuerdo mal, tuvimos que usar siete u ocho latas de amarillo para rellenar el fondo. Era agotador ver cómo, por más que pasabas una y otra vez con el spray, el muro se “chupaba” el amarillo y no cubría casi nada. Al final, con paciencia, creo que quedó bastante bien

El siguiente mural, el de Los Hermanos Marx, fue el que hicimos de manera más rápida (unas tres horas entre prepararlo todo, pintar y recoger). Tenía sentido, puesto que ya habíamos hecho unos cuantos murales y habíamos aprendido de nuestros errores. Además era un dibujo sencillo, con apenas cuatro tonos de gris, el blanco y el negro. Fue el más divertido de hacer y uno de mis favoritos. Lamentablemente, cuando le preguntas a los alumnos de Comunicación Audiovisual por los Hermanos Marx, casi nadie sabe ya de qué les estás hablando.

Tocaba hacer un homenaje a una de las películas más emblemáticas de nuestro cine. Los Santos Inocentes. Este lo pintamos en la tercera planta, junto al Departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada. La complicación de este mural era que tenía demasiadas caras y demasiado pequeñas. Así que la técnica de la imagen graficada, quizá no era la mejor idea. Fue muy difícil hacer que se reconocieran las caras con apenas dos o tres trazos. Quizá Landa y Rabal sí son más reconocibles, pero el resto no tanto.

El siguiente mural que pintamos fue el del homenaje a Forges. Y aquí tengo que decir que el “culpable” de sean esas cuatro viñetas y no otras, fue nuestro Decano Jorge Clemente. De entre más de 90 propuestas, al final se quedó con esas cuatro (buenísimas, por cierto). Me consta, que le dolió dejar fuera algunas que eran realmente sublimes, pero sólo cabían cuatro en ese muro y así lo hicimos. Un bonito homenaje que se salía de la estética del resto de murales. En este caso de forma obligada, pues no podíamos interpretar el estilo de Forges.

Con motivo del 50 Aniversario de la Facultad y habiendo superado una pandemia mundial, se retoma el proyecto de los murales. En esta fase ya colaboraron las cinco becarias del Departamento de Ciencias de la Comunicación Aplicada (Andrea Merino, Fátima García, Mara Pérez, José Manuel Álvarez y Ainhoa Martínez). En primer lugar, tuvimos que graficar todas las imágenes que habían sido seleccionadas por el equipo decanal antes de la pandemia. Hicimos un dossier para presentarle al Decano y a la nueva Gerente, Marina Sanz, la segunda fase de los murales, pero antes de empezar, el Decano nos pidió un favor: pintar el nuevo logotipo de la Facultad (diseñado por la consultora de branding Superunion) y las letras que lo acompañan. Esto se salía de la estética de los murales hechos hasta el momento, pues era un solo color plano, concretamente el gris (Pantone 415C) y la tipografía Circular Std. En este mural, además, teníamos que utilizar por primera vez la técnica del pincel (en todos los murales anteriores se utilizó la técnica del aerosol), lo cual lo convertía en un trabajo extremadamente largo y, por qué no decirlo, incluso aburrido. El spray es una herramienta que tiene mucho flow, muy rápida y, aunque complicada, muy divertida de manejar.

El siguiente mural era un homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente. Su clásica foto con el lobo. La decisión del Decano fue situarlo en el muro de la entrada a la biblioteca. Aquí se utilizó el color negro y siete tonos de marrones y verdes. Fue el primero de esta segunda temporada a puerta cerrada, es decir, entrábamos a la Facultad sobre las ocho de la tarde y comenzábamos a preparar toda la pintura y a proteger el suelo hasta que los bedeles cerraban la Facultad y nos quedábamos pintando hasta las dos de la mañana más o menos. Cuando habíamos recogido todo, llamábamos a seguridad de la UCM y nos abrían la puerta y la verja exterior para salir.

El tercer mural, el famoso “Jumpman” de Michael Jordan, lo hicimos en la segunda planta, en el muro del Club Deportivo de la Facultad. En este caso utilizamos un negro, un gris y siete tonos en la gama del naranja al violeta.

Aquí hubo que tomar la decisión de eliminar los rasgos de la cara porque al estar hecho con spray, resultaba muy complicado hacer los detalles del rostro a ese tamaño.

El siguiente mural lo hicimos en la cafetería, se trataba de la imagen clásica de Harold Lloyd, en El Hombre Mosca (Fred C. Newmeyer y Sam Taylor), película de 1923. Aquí utilizamos un blanco, un negro y cuatro tonos de grises de la marca de sprays Loop. La complicación de este mural venia dada por la altura a la que nos había dicho la Gerente que quería que se pintase. Para ello nos colocaron un andamio. No es fácil pintar encima de un andamio que se mueve, y del que hay que ir subiendo y bajando cada vez que cambias de color. Pero ahí está, con los tonos grises y negros en los que está decorada la cafetería y con un detalle en rojo (los números del reloj) que pidió la Gerente para que fueran a juego con las sillas y algunos azulejos.

El penúltimo mural de esta segunda tanda ha sido el de la película Bienvenido Míster Marshall, obra maestra de Berlanga de 1953. Situado en la bajada de la cuarta a la tercera planta. Quizá se trate del mural más vistoso y a la vez representa una de las imágenes más entrañables de nuestro cine. Aquí utilizamos un negro, un blanco y cuatro tonos de gris. Tuvimos que modificar la expresión de la cara y la mano de Manolo Morán y la corneta de Pepe Isbert, porque con la imagen graficada que teníamos en el diseño final no se apreciaban bien estos detalles. Aquella noche fue la más calurosa de todas, teníamos que ir periódicamente al baño a refrescarnos para poder aguantar. Acabamos el mural y al día siguiente el Decano nos pidió que le hiciéramos un marco negro alrededor del fotograma para que ocupara la pared entera. Hicimos ese cambio por la mañana con la Facultad abierta saltándonos un poco los protocolos de prevención de riesgos laborales al pintar con aerosol en un espacio cerrado, aprovechando que nos encontrábamos en periodo no lectivo.

El último mural que hemos hecho antes de que cerraran la Facultad ha sido el de la Película Tiburón (Steven Spielberg, 1975). En el dossier inicial estaba ubicado en un pasillo de la quinta planta, pero a última hora el equipo decanal decidió situarlo al final del pasillo de la biblioteca. Para este, utilizamos un negro, un blanco, un marrón, un crema y siete tonos de azul. Se trata del mural más pequeño, pero no por ello menos impactante, la verdad que casi da hasta miedo por su ubicación y por la perspectiva. Este lo hicimos bastante rápido. En apenas dos horas estaba terminado.

El ciclo se completará con otros seis murales ya elegidos por el equipo decanal.

Próximamente en las mejores salas.