Proyecto Paraíso

Cartel Femicom

 

 

Se encuentra en la 3ª planta del Edificio Principal de la Facultad, en el pasillo de Decanato.
La exposición puede visitarse en el EspacioArte y en el pasillo de la Biblioteca.


Sofía Reyes (Santa Cruz de Tenerife, 2001) es hija de la carretera que va del norte al sur de la isla. Ahora, desde una perspectiva más adulta ha aflorado en ella un interés por reinterpretar ese imaginario de la infancia desde una posición más racional y crítica, abordando esa suerte de microcosmos que se ha gestado en las entrañas del sur de la isla de Tenerife.

Este proyecto nace con el objetivo principal de resemantizar postales a través de una fotografía con una dualidad documental y artística, que aborde esa dimensión grotesca y de burla. Las imágenes captadas imantan aquello aparentemente vacío y procuran darle un mensaje más profundo que nos invite a reflexionar sobre la naturaleza del modelo turístico de las islas. “Las posibilidades de la vía son infinitas y los guiris achicharrados y arrugados no hacen más que facilitar el proceso, posando ante mi cámara con gusto, como si yo formara parte de ese espectáculo creado para ellos”.

Proyecto Paraíso es el Trabajo de fin de grado con el que cerró sus estudios en Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente sigue formándose en el ámbito audiovisual, cursando un Máster de Dirección de Fotografía y Cámara.


 

Crecer en el sur de Tenerife implica en ocasiones sentirse un extranjero en tu propia tierra, así como no comprender muchos de los estímulos que te rodean. Supongo que cuando tienes 7, 8, 9 años la vida resulta un tanto confusa. No entiendes por qué tus vecinos jubilados George y Grease sólo están en casa algunos meses al año y el resto del tiempo están en algún lugar del norte de Europa que tu mente ingenua aún no concibe. Tampoco entiendes por qué, si estás en Canarias, todo está señalizado y dispuesto para el guiri: rent a car, book heresupermarket, etc. Ni por qué cuando vas a un restaurante con tu familia tienes que preguntarle al camarero qué son las “prawns with cream” que lleva la pasta que aparece en tu carta. Aún resulta más confuso cuando vuelves de la playa y encuentras en el parabrisas de tu coche un panfleto con una mujer semidesnuda con dos estrellas dispuestas en los pezones que te invita a visitar el “Club Las Vegas”. Tus padres tratan de retirar con la máxima rapidez posible ese panfleto que tantas veces aparece en el parabrisas, pero de camino a casa desde la ventanilla del coche aprecias neones de siluetas femeninas sobre un palo de stripper y una larga calle donde solo hay mujeres subiendo y bajando de coches de extraños. Supongo que a los 10 años todo esto deja de impresionarte y empiezas a normalizar que vives en un parque recreativo dispuesto para el turista.

 

 

En Canarias, el turismo masivo genera una alienación del lugar en favor de una realidad ajena que no genera nuevos discursos, sino que empobrece a nivel cultural e identitario las islas. Se despersonaliza por completo el lugar. Lo auténtico y local se relegan al consumo inmediato y capitalista, a lo cómodo y conocido. Apenas encontrarás un guachinche o un restaurante canario en el sur. En su lugar, tienes a tu disposición un restaurante chino por metro cuadrado, tres pubs irlandeses por habitante y bares a la española con tapas y sangría siempre disponibles; además de cientos de tiendas de souvenirs donde podrás materializar tu estancia en las islas apodadas “Afortunadas”, al llenar bolsas con recuerdos ridículos, grotescos y de una potente aura kitsch. Estos productos caen, en ocasiones, dentro de la hipersexualización femenina, presentando cuerpos exotizados y cosificados. En ellos llegamos a apreciar materializaciones de mujeres sobre falos o completamente desnudas que responden a una cultura neocolonial y patriarcal que azota Canarias.

La intencionalidad de este proyecto, PROYECTO PARAÍSO, reside en presentar una serie de fotografías que sea capaz de enmarcar ese mundo extraterrestre que se ha gestado en las entrañas del sur de la isla de Tenerife. La búsqueda de una risa contenida que ironice sobre dicha realidad de carne expuesta, tostada y aceitosa. Las imágenes captadas imantan aquello aparentemente vacío y frívolo y procuran darle un mensaje más profundo que nos invite a reflexionar sobre la naturaleza del modelo turístico de las islas.

Esta propuesta artística pretende ser una reinterpretación del souvenir eterno, la postal. Que el recuerdo que se lleven de Canarias para poner en la puerta de su nevera sea precisamente esa otra cara de Canarias que va más allá de las playas exóticas e idílicas, una cara que -creo- no está lo suficientemente retratada.

 

 

Andrea Abreu, autora del libro «Panza de Burro», en un artículo de opinión publicado en abril de 2021 en el periódico El País, nos acerca esa realidad que viven los canarios que mantienen una relación con estos espacios más allá del eterno “hakuna matata” que invade como mantra el universo turista:

 

Todas las noches, cuando veo la tele autonómica, aparece un anuncio en el que
una conocida marca de coches de alquiler asegura “Canarias es un paraíso”. [...] Y,
todas las noches, cuando lo veo, me repito que, si esto es un paraíso, por qué yo no me
pude bañar en aquella piscina. Y si esto es un paraíso, por qué hay gente que no puede
participar del paraíso. Y por qué mis padres tienen el cuerpo destrozado por el paraíso
y no pueden disfrutar del paraíso, pues resulta que están ocupados en hacer que sean
otros lo que disfruten de ese paraíso a través del desgaste de sus rodillas y su espalda y
su tendinitis aguda. Y si esto es el paraíso, por qué expulsan a la gente de las casas del
paraíso para luego construir hoteles y avenidas marítimas del paraíso.
(Andrea Abreu, 2021)

Con esta idea en mente, hemos pretendido hacer una denuncia que incida sobre el mencionado paraíso de los anuncios que Abreu referencia, pero a través de la fotografía. Una fotografía que exponga una visión directa e irónica del turismo del exceso. Una fotografía que nos permita apropiarnos de esa costumbre “guiri” de captar todo lo que se visita, pero, esta vez, colocando la cámara donde no se suele colocar: justo delante de ellos. De esta manera, nos convertiremos en los fotógrafos de los fotógrafos, en coleccionistas de recuerdos que mirarán el mundo a través del prisma de lo crudo y lo real.