David Beriáin estudió el Máster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados en nuestra Facultad

27 ABR 2021 - 16:26 CET

La Ministra de Exteriores confirmaba este martes la fatídica noticia. David Beriáin y Roberto Fraile, periodistas secuestrados en Burkina Faso mientras trabajaban en un documental contra la caza furtiva, han sido asesinados. 

Desde la Facultad condenamos rotundamente esta terrible noticia que vuelve a recordarnos la importancia de la defensa del ejercicio de la libertad de prensa. Nuestro profesor y secretario general de Reporteros Sin Fronteras, Alfonso Bauluz ha ejercido de portavoz de la familia y junto al presidente de la asociación Alfonso Armada se ha dirigido a los medios delante del Monumento a las Libertadas Informativas situado en la entrada de nuestra Facultad. 

David Beriáin fue alumno en la edición 2002-2003 del Título Propio Máster en Comunicación de la Defensa y los Conflictos Armados que dirigía el profesor Alejandro Pizarroso Quintero, según ha informado el profesor Pablo Sapag, docente del mismo. “David fue un alumno brillante que nos sorprendió a todos el mismo año 2003 cubriendo para un periódico gallego la invasión y guerra de Iraq. David siempre se mantuvo ligado al Máster, impartiendo clases y cerrando en una ocasión el curso académico con una conferencia magistral en la que transmitió a los alumnos su experiencia práctica desde el gran rigor académico con el que siempre se aproximó al periodismo de guerra” ha señalado el profesor Sapag. “Era una gran persona con una sensibilidad única para hacer un trabajo en el que esa condición y la formación académica son un imperativo”.

David también impartió clases en el Curso de Información y Guerra de la Escuela Complutense de Verano que dirigió el propio Sapag. En el mismo, Beriáin también compartió con los alumnos sus conocimientos teórico-prácticos y su innovadora forma de convertir el periodismo de conflictos armados y crisis en una actividad profesional sustentable. 

Su pérdida nos golpea a todos, y especialmente a quienes coincidieron con él tanto en el ámbito profesional como en las aulas de nuestra Facultad. 

Nuestras condolencias a todos los familiares y amigos de  David Beriáin y Roberto Fraile, Descansen en paz.

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Berián y Fraile, la peor vuelta a casa

Dra. Prof. Ana del Paso.
Facultad Ciencias de la Información. Universidad Complutense de Madrid.

Una vez más, el punto de encuentro ha sido la Base Aérea de Torrejón, en Madrid. A veces,
hemos ido para recibir féretros y otras, para entrevistar a los militares que volvían de su relevo
en misiones internacionales. Ahora, por desgracia, recibíamos féretros, los de los reporteros
españoles David Berián y Roberto Fraile, y el del conservacionista irlandés Rory Young. Se
habían metido en la boca del lobo buscando hacer un reportaje sobre la caza furtiva, muy
demandada en Burkina Faso. En la zona donde fueron asesinados, el negocio era ese, y el
problema no era tanto los terroristas. Berián, Fraile y Young eras testigos molestos.
Pero volviendo a Torrejón, nadie se acostumbra a ver bajar féretros de un avión. Cómo se
sintieron los familiares de David Berián, Roberto Fraile, Ricardo Ortega, José Couso, Julio
Fuentes o Julio Anguita Parrado siempre me lo he preguntado. Es imposible ponerse en su piel
por muy amiga cercana que se sea. Hace tiempo, egoístamente decidí no tener hijos porque he
visto cómo padres e hijos perdían el sentido cuando veían morir a sus hijos delante de ellos por
un balazo, una mina o el impacto de metralla. Me preguntaba, ¿para qué?
En la Base Aérea de Torrejón, también he visto llegar los féretros de los 75 militares que
viajaban en el vuelo Yak 42 que se estrelló en Trebisonda cuando volvían de Afganistán, a los
ocho miembros del CNI muertos en Irak y muchos más que ahora no recuerdo. Ellos llevan
armas, nosotros cámaras y grabadoras, pero el dolor de los familiares es el mismo.
A todos los periodistas les he conocido. A algunos, sobre el terreno y a otros, porque he
coincidido con ellos en diferentes actos. Teníamos en común la pasión por el trabajo más
bonito del mundo que intento transmitir a mis alumnos y que a ninguno nos satisfacía
quedamos con la primera versión porque nuestro trabajo consiste en contrastar para llegar
hasta el final. Somos los oídos y ojos de lectores, oyentes y televidentes. Las generaciones que
preparamos en nuestra Facultad deben servirles este suceso no para tener miedo y sí para
saber que queda mucho por hacer, denunciar, investigar, analizar, que nuestro trabajo merece
la pena que la fuerza de una imagen, un texto, un vídeo, un sonido no tienen precio frente a
las injusticias, las corrupciones y lo que está mal hecho. La influencia del periodismo para
cambiar las cosas es infinita y están en el sitio adecuado para aprender las herramientas. Esta
reflexión se la dedico a todos y todas las periodistas que llevamos tinta en nuestra sangre y
que intentamos dignificar la profesión más bonita del mundo aunque a veces, algunos se
queden por el camino.